El queratocono es una patología degenerativa de la córnea (la parte transparente de la cara anterior del ojo) no inflamatoria, caracterizada por una alteración en su forma, que se hace irregular, como consecuencia de la alteración de uno de sus principales componentes: una proteína denominada colágeno.
En griego queratocono significa (“córnea” y “cono”), nombre que se utiliza dada la forma característica de cono que acabará presentando la córnea en esta enfermedad.
En la mayoría de los casos, las personas con queratocono temprano presentan visión ligeramente borrosa.
Este defecto visual se puede acompañar de picor de ojos y alergias muy frecuentes, visión nocturna más pobre, fotofobia (hipersensibilidad a la luz), deslumbramiento y halos alrededor de las luces.
La visión borrosa y distorsión de las imágenes son los primeros síntomas que aparecen normalmente al final de la primera década y a principios de la segunda. Es importante tener en cuenta que se trata de una enfermedad frecuentemente de afectación bilateral (aunque no afecta a los dos ojos al mismo tiempo ni por igual) y que progresa lentamente – en algunos casos más rápidamente – durante unos 10 o 20 años.
La córnea se va adelgazando y deformando ocasionando un astigmatismo cada vez más elevado que no puede ser tratado mediante gafas o lentes de contacto. Esta circunstancia es uno de los puntos clave para sospechar un queratocono incipiente.
Esta afeccion visual como tantas otras generara compensaciones en la posición de la cabeza y de las cervicales. Pudiendo provocar tanto rotaciones de las cabeza como inclinaciones o ambas, a fin de suplir este defecto visual.
Los pacientes presentaran además de los síntomas propios visuales:
• inestabilidad,
• dificultades motricies,
• mal calculo de la distancia,
• torpeza
• falta de coordinación motora
• falta de concentración
• dificultades escolares
• cansancio
• astenia
• inseguridad
Desde la Posturologia debemos tener en cuenta como esta entrada visual repercutirá sobre todo el organismo a través de las cadenas miofasciales descendentes principalmente a nivel de cervicales, las cinturas escapular y pelviana, pudiendo incluso repercutir en el apoyo podal.
Proponer ejercicios terapéuticos adecuados para mejorar la movilidad ocular y tratar manualmente las estructuras de la orbita y la musculatura extraocular, de modo tal de equilibrar las tensiones que en ellos se estén produciendo.
Finalmente nunca deberemos olvidar de la relación TRIGEMINAL que existe entre los ojos y el sistema estomatognatico, ya que cualquier afeccion en este ultimo influye directamente sobre la función visual. Deberemos desde la Posturologia ocuparnos de equilibrar estas dos entradas sensoriales a fin de reducir el impacto en la Postura.